viernes, 9 de abril de 2010
Un mundo sin límites, sin un cielo y un infierno, sin religiones, lo bueno y lo malo esta preconceptuado y no nos cabe en la cabeza la idea de que podría ser de otra manera. Las preguntas "quiénes somos" o "qué hacemos acá" tienen respuestas concretas, que no dan lugar a dudas ni a cuestionamientos. Somos lo que hacemos. Rutina es una palabra que no existe, porque al ritmo pausado lo llamamos vivir. El amor no es más que un mito que circula por el aire, nadie puede vivir atado a otra persona; matrimonio es una planta de jardín. Hay pastillas para disipar cualquier indicio de rebeldía, la enfermedad pandémica del momento. Nadie se mira a la cara, sino a las orejas. No existen los tributos, somos todos iguales. Los placeres terrenales son correr y sangrar. Y la sensación no se puede ni deletrear.
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