domingo, 4 de abril de 2010

Con ganas de volar alto, tan alto que nadie pueda tocarme, hasta entrelazarme con las manchas blancas que siempre supieron donde quiero estar. Cada vez más cerca, y a la vez más lejos. Ya casi puedo sentir. La verdadera libertad, el gran salto, el comienzo de otra vida. Rogando para que crezcan un par de alas de una vez por todas, para que se esfumen todos los obstáculos como por obra de algo mágico, para despegar. Y sentir, y vivir.

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